viernes, 7 de marzo de 2008

construcciones de la pertenencia

“Muy tarde ya en su casa
una mujer toca la vida que duerme”
Juana Bignozzi
I
volvemos a la jaula
y el mundo sopla viento arriba
con sus ojos selváticos abismados
no hay paz
no hay métodos
no hay espacio entre lo que se abre
y lo que se cierra
II
todos tocándonos
el dolor
la fisura
el miedo
las redes
todos tocándonos
el estómago
la esperanza
III
la vida muestra
sus puertas inconclusas
escalón por escalón
asciende
con raíces
vuelve a su sitio
IV
he decidido
abandonar la tristeza
y dedicarme a construir
la desmemoria de la lluvia
la desmemoria del instinto
de la muerte
V
todo es simple
tu mano
mi mano



VI
nadie puede con nosotros
nosotros que juntos sobrevivimos
entrecerrando la realidad
desde lo lejos desde lo cerca
nosotros que hilvanamos los hilos
de la miseria y la locura
nosotros
nadie puede con nosotros

VII
el amor como un pájaro
con antecedentes de subsistencia
con alas lluviosas
debajo de mí
debajo de mi corazón solo
y terrible
cuando se lo toca
o se lo ignora
íntimamente

VIII
tiempo
lo que falta es
una pequeña unión
con la intemperie

IX
ahora
luchamos
por volver a nuestra casa
esa que dejamos
en la urgencia de la ternura
porque la muerte crece
al lado de la historia
porque la muerte
vuelve a repetirse

X
dejaremos de ser
la bala que incrusta
las palabras que respiramos

señales de nunca
de nadie
de no


XI
poner en orden
las pequeñas victorias
ser justos
ante la oscuridad
que nos arropa

como animales
escarbamos la tierra
que rota nos devuelve las heridas
la humillación clavos dominio
pisadas que sobrevuelan la memoria
XI
ahora o nunca
es el tiempo de la patria
que angustiada clama por todos
todos aquellos
que hicieron o hacen posible
los momentos de eterna
ejecución




XIII
cómo es posible
vivir estos derrames
de envejecimiento prematuro
cómo es posible
vivir el desconsuelo
la furia de corazoncitos
que no aguantan el peso
de esa mano
que contempla el martillo

cómo es posible
vivir el desconsuelo
de la libertad

XIV
duermen las palabras
dolidas todas
para no caer al descampado
tiemblan mientras esperan
otros espacios donde dormir
XV
decís infierno
y digo agua
decís cabeza
y digo llanto
decís noche
y digo música

tocate la agonía
aunque se quiebren
tus zonas
de catástrofes

XVI
¿qué es este destierro?

hacemos calaveras
con el trabajo del exilio
en un mismo país

XVII
un silencio enorme
invade la necesidad de millones
de nombres vacíos

siglos para abajo
escuchan las noches
cuando el frío
deje de temblar

XVIII
¿ya no soy
el nombre que grita
con el sudor de la serpiente
con los pechos herrumbrados
que se enfrentan
ante la nada
ante el destino?

yo siempre volveré con las piedras

XIX
yo siempre anclaré
el lenguaje
en la urgencia
plagada de fantasmas
voces tiempo pertenencia

hambre
bajo miradas
desnudas
lluvias
lejos bien lejos
del naufragio

XX
juego
a encerrarme
en las palabras
en las situaciones
en donde
no hago otra cosa
que vivir
pero no condenada
a la inexistencia

2 comentarios:

Evange Arroyo dijo...

Hola Sil... el blog está quedando bellísimo con esas fotos, y los poemas tuyos que tanto me salvan...
Un beso. Te quiero mucho. Eva.

Anónimo dijo...

Hermosos poemas, Silvia, un ver-
dadero consuelo comprobar que si-
gue habiendo poetas verdaderos,
poesía.
Las fotos: bellísimas.
Un cálido saludo

Zulma Zubillaga